En cierta ocasión, habíamos terminado la clase, pero una de las participantes se había quedado tendida en el piso. Otra participante me señalo a la que estaba en el piso y me dijo con preocupación: y ella?. Yo le respondí que no se preocupara que yo me encargaba de despertarla cuando recogiera mi tapete y estuviera listo para irme. Me acerque a la participante dormida, tome su mano suavemente, procurando despertarla sin asustarla. Le pregunte, estas bien?, me respondió afirmativamente con la cabeza. Advertí una señal de preocupación en la participante, le pregunte si le dolía algo, a lo que respondió negativamente con la cabeza. La participante que me había hablado anteriormente y que ahora nos observaba con preocupación llamo al doctor. En un instante se arremolino una buena cantidad de gente alrededor del doctor y la participante dormida. Le tomaron el pulso, la presión, observaron su ritmo respiratorio. Todo bien. Llamaron al servicio de emergencia medico. Volvieron a revisarla. Calculo que la participante estuvo en ese estado por unos veinte minutos, después de los cuales se levanto como si nada.
Puedo decir que mis clases eran efectivas, especialmente la etapa de relajación.
Cambio y fuera,
Leo.
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