Orlando López.
lunes, septiembre 08, 2008
Sismo
El día fue apagando su tono vegetal mientras en los amantes se encendía la llama. Las trenzas de Susana caían cual ceniza sobre las laderas del lecho, sus cuerpos hacían erupción y todo lo adulterado en la memoria se agrietaba y cedía ante le empuje de los minerales. Al día siguiente, cuando cuando salieron de sus aposentos, contemplaron horrorizados la ciudad en escombros.
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