Orlando López.
lunes, septiembre 08, 2008
Resignación
Había un pan duro y unas certezas. Ni sensaciones, ni sentimientos. Todo estaba adormecido hasta que recordó otra vida, dispersa, difusa y débil. Tuvo entonces el valor de reconocer que estaba muerto. Se levanto, miro con nostalgia su cadáver y luego atravesó la pared que nos limita el cielo.
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