Hay sigilo en sus movimientos, debe tratarse de un profesional.
Todo lo ha hecho tan meticulosamente que ahora cuando sale,
tiene la precaución de apoyarse sobre el párpado inferior de mi ojo
izquierdo y recostarse sobre la esclerótica para eludir mi mirada.
No intento detenerlo, estoy parado frente al espejo maravillado por
el método con el que me han devuelto el amor.
Orlando López
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